miércoles, 21 de octubre de 2015

Día 382 Poesía 382

Estar enamorado estar cansado estar pensando que
Estar sumamente contorsionado
Estar aprisionado en un determinado momento en el que
Estar mirando la ventana
Estar suplicando por que llueva
Estar mirando un hormiguero
Estar mirando unas pequeñas plantas carnosas que no se asustan
Que reverdecen con la primavera
Estar escuchando los ruidos de la calle
Estar siempre a la expectativa de algo
Estar simplemente mirando televisión como un imbécil
Estar sentado en una silla
Estar comiendo un helado de dulce de leche granizado y chocolate suizo
Estar escuchando las cosas que alguien dice y vocifera desde su rincón del mundo
Estar íntimamente ligado a todo lo que pasa no es fácil
No es para cualquiera estar presente en el mundo mientras todos los acontecimientos
Acontecen
Mientras todas las tardes son tardes y se hacen las seis de la tarde
Y luego las ocho más tarde las nueve las doce y sobreviene la noche y la almohada
Y un día más que pasa que nos acontece
Unas horas más en nuestro estar unas horas más mirando las ventanas del edificio de enfrente
Unas horas más mirando la gente en la parada del ómnibus
Unas horas más mientras el resto de las cosas que pasan pasan
Unas horas más mientras veo que en la esquina una señora anciana pone un pie en la calle cuando el semáforo está en amarillo y un taxista pasa a toda velocidad casi sacudiendo las bolsas del supermercado de la señora y esta levanta la mano donde tiene la cartera y yo veo nada más los movimientos de su boca mientras me distraigo con el perro de siempre, el perro callejero de todos los días el perro que está siempre en la misma cuadra en las mismas esquinas sobre siempre las mismas baldosas y lo veo al perro ahora mismo arrojado debajo de un pedazo de sol del mediodía

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